Pero, primero: ¿Qué son las emociones positivas?

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¿Vivir con regularidad emociones positivas está relacionado con vivir más años?
Así es. Veamos qué efectos (algunos de ellos, hay muchos más) tiene vivir emociones positivas en nuestra salud:
Otro beneficio: las emociones positivas amplían nuestros recursos.
¿Amplían nuestros recursos? Así es.
Las emociones positivas tienen la gran utilidad de ampliar nuestras colecciones de pensamientos y conductas. Es decir, añaden nuevos aprendizajes y nuevos recursos en nosotros, de modo que para el futuro tengamos más opciones para solucionar problemas, por un lado, y más modos de disfrutar con nuestras actividades placenteras y positivas.
Por otro lado, vivir emociones positivas también nos hace construir depósitos, inversiones, de recursos afectivos, sociales, etc, disponibles para ser usados cuando los necesitemos (como momentos de un trance difícil o problemas interpersonales, por ejemplo). En otras palabras: la Teoría de Construcción y Ampliación de las emociones positivas propone que éstas son capaces de amplificar y extender las capacidades atencionales de las personas (Derryberry y Tucker, 1994; Rowe, Hirsh y Anderson, 2007), de expandir sus procesos cognitivos y consecuentemente de incrementar el repertorio de recursos intelectuales y sociales de las personas que las experimentan (Fredrickson, 2005); así, las emociones positivas posibilitan ampliar el contexto cognitivo: el repertorio de pensamientos y conductas del que se dispone y permite poseer mayor creatividad a la hora de elaborar planes de acción.
Existe evidencia científica de que la vivencia de emociones positivas flexibiliza los patrones y esquemas de pensamiento, haciéndolos más creativos y sujetos a feedback externo (Isen, 1987), y formando, por tanto, depósitos o reservas psicológicas que permiten la posibilidad de desarrollo y crecimiento personal (Fredrickson, 2001).

Las emociones negativas, como miedo, ira, disgusto, conducen a un estrechamiento de la atención y de la percepción que se manifiesta en una conducta rígida: o se huye de la situación o se confronta. Las emociones positivas, en cambio, conducen a una mayor flexibilidad cognitiva y amplían el rango de comportamientos posibles. Ya que en muchas personas que acuden a un tratamiento psicológico se se observa una ocasional rigidez cognitiva y de comportamiento, y una presencia situacional de volatilidad emocional, es totalmente recomendable trabajar terapeúticamente en el concepto de que las emociones son por naturaleza fenómenos temporales restringidos, vienen y van, pero que las conductas y las formas de pensar que se siguen de experienciar emociones positivas son recursos de comportamiento estables y duraderos en el tiempo; recursos, habilidades personales expandidas, que almacenamos durante mucho tiempo.
Otros beneficios resumidos:
Y, quizás, el beneficio más importante que tienen las emociones positivas en nosotros:
Cita bibliográfica para curiosear:
Fredrickson, B. L. (in press). Positive emotions broaden and build. In E. Ashby Plant & P.G. Devine (Eds.), Advances on Experimental Social Psychology, Volume 47.
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