Cuando hablamos del clima, del sol, de la lluvia; y cómo afecta su presencia a nuestro estado de ánimo, todos solemos estar de acuerdo y coincidir absolutamente en que “sin sol, con nubes y con lluvia, somos menos felices: estamos más deprimidos y tristes”. El pensamiento popular de que el clima afecta al humor está muy generalizado.
Sin embargo, en la historia de la ciencia han existido y existen pocos estudios científicos que analicen esta relación entre clima y estado de ánimo. Curioso, sin duda, ya que es un tema sumamente interesante.
De los estudios e investigaciones científicas que sí han pretendido analizar si el clima en un determinado momento (la temperatura, la visibilidad del sol y de luz, el viento, la lluvia) influye en cómo nos sentimos en niveles de bienestar, estado de ánimo y energía. La mayoría de estas investigaciones han encontrado que hay efectivamente relación entre el clima y el estado de ánimo: es decir, que el sol, el calor, la luz y la ausencia de lluvia nos hacen sentirnos más alegres y con un estado personal de mejor estado anímico.
Por tanto: ¿el clima afecta a cómo nos sentimos? Sí.
Sin embargo, ahora viene un detalle muy importante, una aclaración muy relevante.
El clima afecta a nuestro estado de ánimo, pero afecta muy poco. Esto se ha encontrado en la mayoría de las investigaciones realizadas. Un buen clima, agradable y con sol nos hace sentirnos un poco más alegres, pero sólo un poco. Es decir, la relación entre clima y bienestar es muy pequeña. De nuevo, en otras palabras: el hecho de cómo me sienta en un momento determinado de mi vida, en tanto a si me siento con mayor o menor bienestar, si poseo un mejor o peor estado de ánimo o si me siento con mayor o menor energía; tiene que ver muy poco con el tipo de clima que esté existiendo en ese momento. En tanto al bienestar vital existen factores, causas y determinantes mucho más importantes que el clima.
Veamos un ejemplo de una investigación reciente que demuestra la escasa importancia del clima en tanto al bienestar. El artículo se llama “Viene lluvia o viene solo: diferencias individuales en cómo afecta el clima al estado de ánimo”. Es una investigación relativamente reciente, del año 2011, realizada por varios autores holandeses, y publicada en la revista Emotion.
El modo de investigar la relación clima – bienestar que siguieron en este artículos los autores fue realizar medidas (pasando cuestionarios e informes) sobre felicidad, ansiedad y enfado en 497 adolescentes y sus madres en los Países Bajos.
Dichas evaluaciones sobre cómo se sentían los adolescentes (y cómo los veían sus madres) en tanto a felicidad, ansiedad y enfado se llevaron a cabo en estaciones con tiempo soleado y poco lluvioso (en junio del 2006 y del 2007), y también en momentos del año lluviosos, con poco sol y bajas temperaturas (en noviembre del 2006 y 2007).
Es decir, lo que se mide e intenta evaluar en este estudio es:
¿Qué resultados se encontraron y evidenciaron en este estudio?
RESULTADOS:
Las asociaciones entre clima y ánimo son muy pequeñas de media.
Al 50% de la gente no le afecta el clima. Al otro 50%, sí le afecta el clima. Hay tres tipos de afectados por el clima:
Amantes del Verano: mejor humor con sol, calor y poca lluvia
Detestadores del Verano: peor humor con sol, calor y poca lluvia
Detestadores de la Lluvia: peor humor con más horas de lluvia
Es decir: que el bienestar y la felicidad dependen muchísimo más de otros factores que el clima. En otras palabras: hay muchísimas cosas más importantes para ser felices y tener bienestar en nuestras vidas que si hace más sol o menos, o si llueve más o menos. ¿Afecta la lluvia de Holanda a nuestro humor? Sí, pero muy poco.
La siguiente pregunta, entonces, es: ¿qué afecta y determina mi felicidad? ¿qué modula y da forma a mi bienestar? ¿de qué depende mi bienestar? La respuesta a esas preguntas, próximamente en nuestro blog Integración en Holanda.
Hola, acabo de leer este texto y querría matizar algo. ¿Como afecta la falta de luz en personas más habituadas a ella? Observo que la muestra del estudio de referencia toma solo individuos del país. Creo que los resultados no pueden ser extrapolables a personas que migran desde países donde el clima varíe significativamente con el de destino. Por ejemplo la falta de pigmentación en la piel permite una mayor absorción de vitamina D,lo cual es una adaptación a climas de poca luz. Cuando la pigmentación dificulta la absorción de vitamina D, como resultado de una protección natural evolutiva en climas de mucha luz, se produce menos serotonina, y con ello disminuye aún más esa sensación de felicidad.
Hola. Gracias por el comentario. La verdad es que este tema da para debates muy interesantes.
Lo primero es la relación entre falta de luz y vitamina D. Es decir, como tú expones, ¿afecta la luz a personas habituadas en ella?. Fue una de las primeras preguntas que me he hice al venir aquí: tras ella, he invertido bastantes horas en revisar manuales y artículos científicos, intentando llegar a una evidencia científica. Y la mayoría se deduce en lo siguiente: la deficiencia en vitamina D es más prevalente en algunos grupos étnicos que otros: las diferencias entre grupos étnicos en concentraciones de 25(OH)D pueden estar causadas, según la mayoría de la investigación científica disponible, por diferencias en el tipo de piel. Pero no por acostumbrarse a esos niveles o estar más acostumbrado, sino por el tipo de piel.
En paises con latitud alta, como Holanda, la exposición al sol no permite, en general, a ningún grupo étnico, tener suficiente nivel de vitamina D: ahí se necesita complementarlo en dieta.
Many experts feel that current recommendations for vitamin D intake of 200 – 600 IU per day are inadequate to prevent deficiency and a host of related health consequences.4,5 Instead, individuals without sunlight exposure likely require 800 – 1000 IU per day to produce 25(OH)D levels in the optimal range (30–40 ng/mL)
En cuanto a la relación entre vitamina D - depresión - serotonina. Lo que sabemos científicamente: no se ha podido evidenciar hasta ahora con seguridad que realmente exista una relación significativa entre la vitamina D y las monoaminas (entre ellas, la serotonina) en la depresión. En la otra dirección: ningún estudio científico sobre el tema han podido demostrar que poseer adecuados niveles de vitamina D sirva realmente para prevenir o tratar la depresión. Es decir, que la depresión no se soluciona tomando una buena dosis diaria de vitamina D. Ni mucho menos.
Como decía antes, no podemos estar seguros al 100% que la falta de vitamina D se relacione con la depresión. ¿Por qué? Pues por un lado existen estudios que demuestran que sí hay una relación entre défictis de vitamina D y depresión (por ejemplo: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18458202). Pero existen otros que han demostrado que no hay relación alguna entre ellas (por ejemplo: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19249103). Por tanto, no es algo demostrado al cien por cien.
Pero seamos negativos por un momento y centrémonos en los estudios que sí han evidenciado que las personas con depresión tienen menor cantidad de Vit D en sus organismos. Uno puede pensar al leer estos articulos lo siguiente: “pues eso significa entonces que tener poca vitamina D te hace entrar en una depresión”. Pero, ¿y si fuera al revés? Es decir: ¿y si el hecho de haber entrado a una depresión hace que cambies tus actividades diarias y eso produzca que al final tengas menores niveles de vitamina D? Por ejemplo: las personas con depresión normalmente presentan anhedonia, la incapacidad para disfrutar de actividades que antes encontraban placenteras, y por ello, en numerosas ocasiones la depresión provoca que uno salga menos a la calle (menor exposición al sol: menor vitamina D) o que uno entre en una dieta poco saludable, al descuidarse las comidas (peor dieta: menor variedad y menor ingesta de vitamina D). Es decir: la depresión causa siempre un descuido (involuntario, no deliberado) en la persona que la sufre y, en resumen, le hace entrar a uno en realizar conductas perjudiciales para la salud.
A la ciencia le queda aún por explorar en esta relación de vitamina D y depresión. Pero una cosa está muy clara: sí existen muchísimos estudios y evidencias científicas robustas de qué factores causan y se relacionan con una depresión. Y la vitamina D no es una de ellas.
Por si alguien le apetece ahondar algo más en la materia: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2950608/
Gracias por tu comentario y por participar en el blog.
Soy psicólogo. Nací en Granada, España. La mitad de mi familia es de Buenos Aires, Argentina. Mis amigos son de Madrid, España. Vivo y trabajo en Tilburg, Holanda.
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Pablo S. Marchesi · 2014. Con la tecnología de Blogger.
Hola, acabo de leer este texto y querría matizar algo. ¿Como afecta la falta de luz en personas más habituadas a ella? Observo que la muestra del estudio de referencia toma solo individuos del país. Creo que los resultados no pueden ser extrapolables a personas que migran desde países donde el clima varíe significativamente con el de destino. Por ejemplo la falta de pigmentación en la piel permite una mayor absorción de vitamina D,lo cual es una adaptación a climas de poca luz. Cuando la pigmentación dificulta la absorción de vitamina D, como resultado de una protección natural evolutiva en climas de mucha luz, se produce menos serotonina, y con ello disminuye aún más esa sensación de felicidad.
ResponderEliminarHola. Gracias por el comentario. La verdad es que este tema da para debates muy interesantes.
ResponderEliminarLo primero es la relación entre falta de luz y vitamina D. Es decir, como tú expones, ¿afecta la luz a personas habituadas en ella?. Fue una de las primeras preguntas que me he hice al venir aquí: tras ella, he invertido bastantes horas en revisar manuales y artículos científicos, intentando llegar a una evidencia científica. Y la mayoría se deduce en lo siguiente: la deficiencia en vitamina D es más prevalente en algunos grupos étnicos que otros: las diferencias entre grupos étnicos en concentraciones de 25(OH)D pueden estar causadas, según la mayoría de la investigación científica disponible, por diferencias en el tipo de piel. Pero no por acostumbrarse a esos niveles o estar más acostumbrado, sino por el tipo de piel.
En paises con latitud alta, como Holanda, la exposición al sol no permite, en general, a ningún grupo étnico, tener suficiente nivel de vitamina D: ahí se necesita complementarlo en dieta.
Many experts feel that current recommendations for vitamin D intake of 200 – 600 IU per day are inadequate to prevent deficiency and a host of related health consequences.4,5 Instead, individuals without sunlight exposure likely require 800 – 1000 IU per day to produce 25(OH)D levels in the optimal range (30–40 ng/mL)
En cuanto a la relación entre vitamina D - depresión - serotonina. Lo que sabemos científicamente: no se ha podido evidenciar hasta ahora con seguridad que realmente exista una relación significativa entre la vitamina D y las monoaminas (entre ellas, la serotonina) en la depresión. En la otra dirección: ningún estudio científico sobre el tema han podido demostrar que poseer adecuados niveles de vitamina D sirva realmente para prevenir o tratar la depresión. Es decir, que la depresión no se soluciona tomando una buena dosis diaria de vitamina D. Ni mucho menos.
Como decía antes, no podemos estar seguros al 100% que la falta de vitamina D se relacione con la depresión. ¿Por qué? Pues por un lado existen estudios que demuestran que sí hay una relación entre défictis de vitamina D y depresión (por ejemplo: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18458202). Pero existen otros que han demostrado que no hay relación alguna entre ellas (por ejemplo: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19249103). Por tanto, no es algo demostrado al cien por cien.
Pero seamos negativos por un momento y centrémonos en los estudios que sí han evidenciado que las personas con depresión tienen menor cantidad de Vit D en sus organismos. Uno puede pensar al leer estos articulos lo siguiente: “pues eso significa entonces que tener poca vitamina D te hace entrar en una depresión”. Pero, ¿y si fuera al revés? Es decir: ¿y si el hecho de haber entrado a una depresión hace que cambies tus actividades diarias y eso produzca que al final tengas menores niveles de vitamina D? Por ejemplo: las personas con depresión normalmente presentan anhedonia, la incapacidad para disfrutar de actividades que antes encontraban placenteras, y por ello, en numerosas ocasiones la depresión provoca que uno salga menos a la calle (menor exposición al sol: menor vitamina D) o que uno entre en una dieta poco saludable, al descuidarse las comidas (peor dieta: menor variedad y menor ingesta de vitamina D). Es decir: la depresión causa siempre un descuido (involuntario, no deliberado) en la persona que la sufre y, en resumen, le hace entrar a uno en realizar conductas perjudiciales para la salud.
A la ciencia le queda aún por explorar en esta relación de vitamina D y depresión. Pero una cosa está muy clara: sí existen muchísimos estudios y evidencias científicas robustas de qué factores causan y se relacionan con una depresión. Y la vitamina D no es una de ellas.
Por si alguien le apetece ahondar algo más en la materia: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2950608/
Gracias por tu comentario y por participar en el blog.