Este
es un tema que seguro todos conocemos y del que todos hemos hablando
(o seguimos hablando) con frecuencia. La relación entre la falta de
luz, la vitamina D y, en general, lo problemático que ello puede
ser. Voy a centrarme en citar algunas investigaciones recientes
sobre, en concreto, la relación entre vitamina D y depresión.
Luz,
sol y vitamina D
Lo
primero que vamos a hablar es sobre la relación entre falta de
luz y vitamina D.
Un tema del que los residentes hispanohablantes en Holanda hablamos
con bastante frecuencia. Veamos algunos datos científicos y sólidos
que tenemos sobre el tema. Antes de llegar aquí a Holanda, este es
un tema que desconocía perfectamente: viviendo en España, uno no se
preocupa del sol ni de la vitamina D en absoluto. La siguiente
información que comparto es una mera traducción y síntesis de
decenas de artículos científicos publicados que he consultado (y
sigo consultando) sobre el tema.

Vamos
a ello. La pregunta que solemos hacernos: ¿es la luz importante?. La
segunda: ¿necesitamos el sol y la luz para tener vitamina D? Y, por
último, ¿la luz de Holanda es insuficiente para que nosotros
tengamos la suficiente cantidad de vitamina D diaria en nuestro
cuerpo? La respuesta para todas es: sí. La luz es importante, el sol
nos permite poseer vitamina D a niveles adecuados, y la luz en
Holanda no siempre es suficiente para ello.
Estas
fueron algunas de las primeras preguntas que me he hice al venir aquí:
tras ellas, he invertido bastantes horas en revisar manuales y
artículos científicos, intentando llegar a una evidencia
científica. Y de la ciencia podemos saber lo siguiente: la
deficiencia en vitamina D es más prevalente en algunos grupos
étnicos que otros: las diferencias entre grupos étnicos en
concentraciones de 25(OH)D pueden estar causadas, según la mayoría
de la investigación científica disponible, por diferencias en el
tipo de piel. Es decir, si nuestra piel posee una pigmetantación más
oscura.
En
paises con latitud alta, como Holanda, la exposición al sol no
permite, en general, a ningún grupo étnico, tener suficiente
nivel de vitamina D: ahí se necesita complementarlo en dieta.
Many
experts feel that current recommendations for vitamin D intake of 200
– 600 IU per day are inadequate to prevent deficiency and a host of
related health consequences.4,5 Instead, individuals without sunlight
exposure likely require 800 – 1000 IU per day to produce 25(OH)D
levels in the optimal range (30–40 ng/mL)
¿Vitamina
D-epresión?
En
cuanto a la relación entre vitamina D – depresión, lo
que sabemos científicamente:
No
se ha podido evidenciar hasta ahora con seguridad que
realmente exista una relación significativa entre la vitamina
D y las monoaminas (entre ellas, la serotonina) en la depresión. En
la otra dirección: ningún estudio científico sobre el tema ha podido demostrar que poseer adecuados niveles de vitamina D sirva
para prevenir o tratar la depresión. Es decir, que la
depresión no se soluciona tomando una buena dosis diaria de
vitamina D. Ni mucho menos.

Como
decía antes, no podemos estar seguros al 100% que la falta de
vitamina D se relacione con la depresión. ¿Por qué? Pues por un
lado existen
estudios que demuestran que
sí que
hay
una
relación entre déficits de vitamina D y depresión. Es
decir, algunos experimentos han podido demostrar que algunas personas
diagnosticadas con una depresión poseen niveles insuficientes de
vitamina D en su cuerpo.
(por
ejemplo: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18458202).
Sin
embargo, también existen
otros muchos
estudios científicos que
han demostrado
que no hay relación alguna entre ellas. Es
decir: que la depresión y la vitamina D no se relacionan en
absoluto.
(por
ejemplo: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19249103).
Por
tanto, si
la vitamina D y la depresión van juntas y covarían (es decir, si
tener niveles insuficientes de vitamina D conlleva tener una
depresión, y viceversa) no
es algo demostrado al cien por cien. Pero
vamos a ser negativos y pesimistas, y vamos a analizar con más
detalle los estudios científicos que sí han demostrado una relación
entre depresión y vitamina D.
Siendo
negativos y pesimistas
Centrémonos
en los estudios que sí han evidenciado que las personas con
depresión tienen menor cantidad de vitamina D en sus organismos. Es
decir, aquellas investigaciones cuyos resultados han evidenciado que
algo tienen en común la depresión y la vitamina D.
Uno
puede pensar al leer estos articulos lo siguiente: “pues eso
significa entonces que tener poca vitamina D te hace entrar en una
depresión”. ¿No? Eso es algo que podemos concluir: que de algún
modo, tener un bajo nivel de vitamina D hace más fácil que yo pueda
entrar en una depresión.
Pero,
¿y si fuera al revés?
Es
decir: ¿y si el hecho de haber entrado a una depresión hace que
cambies tus actividades diarias y eso produzca que al final tengas
menores niveles de vitamina D?.
Imaginemos a Diego: Diego vive en Holanda desde hace unos años. Hace un año, entró en un Episodio Depresivo Mayor por varias causas en su vida. Si Diego lee artículos que demuestran una relación entre vit D y depresión, es lógico que pueda caer en pensar: “estoy con una depresión porque me falta vitamina D; la culpa es del poco sol y la insuficiente luz que hay en Holanda”. Tras pensar en eso, Diego acude a su médico y solicita que le hagan un análisis: en los resultados, a Diego se le diagnostica una insuficiencia en vitamina D. Ahora, al 100%, Diego está seguro que esa es la causa de su depresión. Tener bajos niveles de esta vitamina le ha hecho deprimirse. La culpa es de la luz, lógicamente, que es la mayor fuente de vitamina D.
Imaginemos a Diego: Diego vive en Holanda desde hace unos años. Hace un año, entró en un Episodio Depresivo Mayor por varias causas en su vida. Si Diego lee artículos que demuestran una relación entre vit D y depresión, es lógico que pueda caer en pensar: “estoy con una depresión porque me falta vitamina D; la culpa es del poco sol y la insuficiente luz que hay en Holanda”. Tras pensar en eso, Diego acude a su médico y solicita que le hagan un análisis: en los resultados, a Diego se le diagnostica una insuficiencia en vitamina D. Ahora, al 100%, Diego está seguro que esa es la causa de su depresión. Tener bajos niveles de esta vitamina le ha hecho deprimirse. La culpa es de la luz, lógicamente, que es la mayor fuente de vitamina D.
Pero:
¿y si en realidad fuera al revés? ¿Y si Diego primero hubiera
entrado en una depresión y luego, por causa de ésta, sus niveles de
vit D hubieran disminuido?
Las
personas con depresión normalmente presentan anhedonia, que
es la incapacidad para disfrutar de actividades que antes encontraban
placenteras. Eso le pasa también a Diego. Desde que tiene la
depresión, en numerosas ocasiones la depresión provoca que Diego
salga menos a la calle: al
salir menos a la calle, menor exposición al sol y menor
vitamina D. Desde que está con una depresión, Diego cuida peor su
cuerpo; en concreto, come peor: Diego suele tener una dieta
poco saludable, al descuidarse las comidas: peor dieta, menor
variedad y menor ingesta de vitamina D. Y es que relación y casualidad no son lo mismo.
Relación y causalidad no son lo mismo
Como
muy bien explican los compañeros del blog Cultura
Científica, relación no es lo mismo que causalidad. Que dos
cosas se relacionen no significa ni mucho menos que una cause a la
otra. Por ejemplo: vitamina D y depresión. Algunas veces se
relacionan, pero eso no significa que la vitamina D cause depresión.
La
correlación entre dos variables puede ser meramente casual, por
tentador que nos parezca afirmar lo contrario. La mayoría de las
veces entra en juego un tercer factor oculto. Por ejemplo, en su día
algunos ecologistas pensaron que las algas venenosas estaban matando
a los peces en algunos ríos. Resultó que las algas crecían donde
los peces morían, y no eran la causa de las muertes.
En nuestro caso: que vitamina D y depresión se relacionen no implica que una cause a la otra. El tercer factor oculto puede ser alguno de los que nombramos: que la depresión esté asociada a cambiar a peor y a menos saludable ciertas costumbres en nuestra vida.
Es
decir: la depresión causa siempre un descuido (involuntario, no
deliberado) en la persona que la sufre y, en resumen, le hace entrar
a uno en realizar conductas perjudiciales para la salud. Entre los
efectos negativos para la salud de la depresión, uno puede ser la
falta de vitamina D. También la falta de calcio, por ejemplo.
También el deterioro de las relaciones sociales y con la pareja, el
bajo rendimiento laboral, la pérdida de bienestar en momentos de
ocio... y un largo etcétera.

A
la ciencia le queda aún por explorar e investigar esta relación
entre vitamina D y depresión. Pero una cosa está muy clara: existen
muchísimos estudios y evidencias científicas robustas
que detallan qué factores causan y se relacionan con una depresión.
Y la vitamina D no es una de ellas.
Por
si alguien le apetece ahondar algo más en la materia, un
artículo interesante:
“Vitamina
D y la ocurrencia de una depresión:
¿asociación
causal o evidencia circunstancial?”
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