El Orgullo
¿Qué es el Orgullo?
¿Cuándo se siente uno orgulloso?
¿El Orgullo es siempre algo bueno?
¿Es bueno sentirse orgulloso siempre?
¿Es bueno no sentirse orgulloso nunca?
¿La humildad y el Orgullo son incompatibles?
El Orgullo es una emoción positiva que se puede definir como la promoción de la propia identidad a través de la valía experimentada como consecuencia de haber logrado un objetivo meritorio (Lazarus, 2006). En otras palabras: el orgullo es una emoción que sentimos cuando hemos logrado una meta, un objetivo, que nos planteamos en el pasado. Como personas migrantes y ciudadanos de Holanda, la meta que tuvimos en el pasado fue mudarnos a Holanda y crecer aquí como personas. Por haber realizado y estar realizando esta adaptación a Holanda, nuestro País Residente, nuestra identidad (el conjunto de todo lo que somos: nuestra personalidad, nuestros valores y principios, nuestros objetivos en la vida, nuestras actividades de disfrute) se ha visto complejizada: añadida de nuevos valores, de nuevos constructos, de nuevas reglas sociales y culturales, y, también, de nuevas habilidades y destrezas personales.
El uso de técnicas dedicadas a promocionar el Orgullo en nosotros como emoción positiva central produce decrementos en la severidad de los trastornos depresivos: la depresión clínica implica una disminución de la autoestima, y el Orgullo promueve aumentos en ella (Gruber et al, 2009). Es decir: está demostrado científicamente que seguir técnicas y ejercicios dedicados a entrenar en nuestra emoción de Orgullo nos permite ser menos proclives a caer en una depresión, y aumenta nuestra autoestima.
Orgullo y estatus social del hispanohablante en Holanda.
Entrenar en sentirnos orgullosos de nosotros mismos nos permite elevar nuestro estatus y rango en una sociedad. En otras palabras: el Orgullo es una emoción que covaría con ganancias en el status y el rango sociales (Shariff y Tracy, 2009). ¿Qué significa esto? Que trabajar en sentirnos orgullosos por nuestros actos valiosos como personas migrantes y en integración a Holanda hace, en primer lugar, que manifestemos sin darnos cuenta este orgullo, que lo demostremos a diario, aún cuando lo hagamos inconscientemente; y, en segundo lugar, sentir una emoción de Orgullo y demostrarla a diario provoca que las personas de nuestro entorno nos perciban como personas más seguras, con mayor autoestima, con mayor confianza personal.
Esta primera definición, este primer beneficio que produce el Orgullo, que es el percibir subjetivamente un aumento personal de la posición social, de la propia valía, ya es de entrada interesante en el contexto de vivir en un país como Holanda, que no es nuestro pais de nacimiento o de crianza.
A veces puede ocurrirnos como migrantes en Holanda que caigamos en (inconscientemente, por supuesto) vernos como menos dignos de un merecimiento de estima, caracterizado por ser personas que pertenecen a una cultura diferente de la holandesa: lo que se denomina “autoestigma”. Es decir: sin darnos cuenta, a veces las adversidades - dificultades en integrarnos en una cultura, la holandesa, diferente a nuestra cultura de origen, pueden provocar que nos veamos como personas quizá más débiles, quizás menos valiosas, quizás mas inseguras. Cuando la realidad es justamente la contraria: está demostrado científicamente que las personas que han vivido en diferentes culturas y realidades en su vida pueden poseer una identidad personal más fuerte y más segura, al ser más compleja. La clave es "pueden": muchas veces, para lograr percibirnos como individuos migrantes fuertes, seguros y complejos necesitamos técnicas externas que nos permitan verlo. Ese es justo el papel de la Psicología.
Existe un orgullo malo, destructivo (hubrístico), y un orgullo bueno, constructivo (específico).
El Orgullo que nos va a interesar promocionar es un Orgullo basado en la experimentación de éxitos derivados de haber logrado un objetivo vital personal (Tracy y Robins, 2007a; Tangney, 1999); este Orgullo específico, basado en el éxito de objetivos, contrasta con un Orgullo general, hubrístico, (en tanto desmesurado, impermeable a la crítica y a las situaciones específicas, e incondicional), que se basa en poseer una visión positiva incondicional de uno mismo y que, al contrario que el Orgullo específico, puede derivar en percepciones sociales negativas. Por tanto, nos va a interesar promocionar la experiencia del Orgullo específico, que no deriva en consecuencias sociales negativas, sino que, como emoción positiva que es (Fredrickson y Branigan, 2001), posibilita planear y soñar con logros y éxitos que puedan darse en el futuro (ampliando el repertorio de cogniciones subjetivas), así como proveer de la motivación necesaria para el esfuerzo que ello implica (construyendo nuevos recursos comportamentales).
El orgullo nos permite ser resilientes: aprender de los momentos difíciles de nuestra vida, y crecer psicológicamente gracias a superar y estar superando momentos de adversidad. Como migrantes, podemos ser resilientes sin sabemos cómo, y lograr ser personas más fuertes gracias a ser migrantes.
El orgullo nos permite ser resilientes: aprender de los momentos difíciles de nuestra vida, y crecer psicológicamente gracias a superar y estar superando momentos de adversidad. Como migrantes, podemos ser resilientes sin sabemos cómo, y lograr ser personas más fuertes gracias a ser migrantes.
El orgullo no es una emoción negativa: no significa ser egoístas, ser egocéntricos o dejar de ser personas humildes y sencillas. En otras palabras: demasiadas veces como individuos caemos en no permitirnos sentir Orgullo tras haber logrado algo (grande o pequeño). Demasiadas veces caemos en la dinámica de:
Planear algo ► conseguir con éxito ese algo ►pasar inmediatamente a planear otra cosa
¿No falta aquí algo? ¿Dónde está el congratularse y darse la enhorabuena a uno mismo por haber logrado aquello, mediante un gran esfuerzo y constancia? Estar consecuentemente planeando distintas metas en nuestra vida es positivo, qué duda cabe, pero no lo es tanto si no tomamos el tiempo para pensar lo siguiente:
“No desperdicies lo que tienes deseando lo que no tienes; pero recuerda que lo que ahora posees en tu vida estuvo una vez entre las cosas que esperabas tener en ella”.
En muchas ocasiones conseguimos algo e instantáneamente le quitamos el valor que tenía: una “meta” es algo ambicioso, positivo y desafiante; un “logro”, un “éxito”, en cambio, parece que pierda para nosotros ese valor. Enseguida lo damos por hecho, lo vemos como algo normal y pasamos a otra cosa. Aceptando que esto es algo que nos suele pasar a todos, algo que nos sucede y producimos de manera automática, tenemos la opción deliberada de usar (a propósito, con esfuerzo consciente) ejercicios de etiquetación emocional para no perder de vista el disfrute que supone haber logrado algo.
No olvidar ni pasar por alto la satisfacción y el orgullo que significa haber cumplido aquello que una vez fue un objetivo desafiante y ambicioso, permitiéndonos un tiempo posterior a haber logrado un determinado objetivo personal dedicado a la atención y la conciencia deliberadas de nuestro estado de ánimo, monitorizando y etiquetando qué sentimos: qué matices encontramos dentro de la emoción de Orgullo.
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